Dio la campanada en la pasada edición de la Bienal de Flamenco, cerrando el festival con su rebujito de la electrónica de club más bailable con los maestros de principios de siglo del flamenco más pizarroso. Cómplice necesario de Álvaro Romero en RomeroMartín, ha sabido encamar a estos dos géneros con maestría y naturalidad. Un veterano de la producción que volverá a ofrecernos su sesión de la Bienal para todos aquellos que no tuvieron la oportunidad de verle. Imprescindible.